Una fractura, o comúnmente llamada quebradura, es la pérdida de continuidad normal de un hueso. Es la discontinuidad en los huesos, a consecuencia de golpes, fuerzas o tracciones cuyas intensidades superen la elasticidad del hueso. El término es extensivo para todo tipo de roturas de los huesos, desde aquellas en que el hueso se destruye amplia y evidentemente, hasta aquellas lesiones muy pequeñas e incluso microscópicas.
En el cuerpo humano hay 206 huesos que, articulados entre sí, forman el esqueleto. Los huesos no sólo sirven para prestar una palanca y sostén a nuestros movimientos, sino que también constituyen un armazón protector de órganos y aparatos delicados:
El cráneo y el raquis protegen el encéfalo y la médula espinal.
La órbita encierra y protege el globo ocular.
La caja torácica defiende de violencias traumáticas el corazón y los pulmones.
Huesos, articulaciones y músculos constituyen una unidad funcional, y en ésta, el hueso tiene como principal misión la de sostén.
Comúnmente, uno se refiere a una “quebradura” para referirse a una fractura.
La fisura se le llama a una fractura incompleta de un hueso, esta es más común en niños, prácticamente en el adulto no existe, y está dada por un tejido que rodea al hueso, llamado periostio que en los niños es muy grueso y contiene la fractura, en el adulto este periostio es muy delgado y no es capaz de contener la fractura.
Clasificación
Los métodos de clasificación de fracturas son varios, y dependen del tipo de rotura del hueso o zona corporal afectada, así como de otros factores asociados. Se pueden clasificar en "patológicas", "traumáticas", "por fatiga de marcha o estrés" y "obstétricas".
Exposición
Dependiendo de si el punto de fractura se comunica o no con el exterior, se clasifican en:
- Cerrada, si la punta de la fractura no se asocia a ruptura de la piel, o si hay herida, ésta no comunica con el exterior.
- Abierta o expuesta, si hay una herida que comunica el foco de fractura con el exterior, posibilitando a través de ella, el paso de microorganismos patógenos provenientes de la piel o el exterior.
Ubicación
De acuerdo a su ubicación en el hueso, se clasifican en:
- Fractura epifisiaria, ocurre en el tejido óseo esponjoso del extremo articular de un hueso, la epífisis, usualmente lugar de inserción de la cápsula articular y ligamentos estabilizadores de la articulación.
- Fractura diafisiaria, ocurre en la diáfisis ósea, muchas veces son lugares con poca irrigación sanguínea.
- Fractura metatizaría, ocurre en la metáfisis ósea, usualmente muy bien irrigada.
Gravedad
Si la fuerza traumática es de poca intensidad, la fractura producida puede ser poco perceptible. En este caso se suele hablar de fisura o fractura de trazo capilar. Si el rasgo de la fractura secciona el hueso, es completa, y si se produce un desplazamiento de alguno de los huesos se denomina fractura con desplazamiento, la cual implica complicadas operaciones para su cura. En el caso de que la sección del hueso no llegue a ser total, se denomina fractura incompleta.
Enfermedades asociadas
Cuando una fractura se produce en un hueso afectado por una enfermedad se habla de fractura en hueso patológico. A continuación, se listan las enfermedades de tipo óseo más comunes:
- Neoplasias: cáncer óseo primario.
- Enfermedades del metabolismo calcio-fósforo: hiperparatiroidismo, raquitismo, osteomalacia.
- Enfermedades del sistema endocrino: hipertiroidismo y síndrome de Cushing.
- Patologías óseas: osteopenia, osteoporosis y osteogénesis imperfecta.
En general, la fractura se produce por la aplicación de una fuerza sobre el hueso, que supera su resistencia elástica. Podemos clasificar las causas de las fracturas de distintas formas:
- Por traumatismo directo, en las cuales el foco de fractura ha sido producido por un golpe directo cuya energía se transmite directamente por la piel y las partes blandas. Por ejemplo, el golpe de un martillo sobre un dedo, fracturando la falange correspondiente. En esta misma clasificación se encuentran las fracturas producidas como consecuencia de una caída, en las cuales el hueso es el medio de transmisión de la acción de la fuerza y el suelo u otro elemento contundente es el elemento que reacciona, superando la resistencia ósea.
- Por traumatismo indirecto, en las cuales el punto de aplicación de la fuerza está alejado del foco de fractura. En este caso, las fuerzas aplicadas tienden a torcer o angular el hueso. Por ejemplo, la caída de un esquiador, con rotación de la pierna, produce una fractura a nivel medio de la tibia y el peroné, estando las fuerzas aplicada a nivel del pie fijo y de todo el cuerpo en rotación y caída.
- Si la fuerza es aplicada paralelamente al eje de resistencia habitual del hueso, como lo que ocurre en las caídas de altura de pie sobre las vértebras, resultando en una compresión del hueso, acortándolo, se denominan fractura por aplastamiento.
- Si la fuerza es aplicada sobre un punto de sujeción de estructuras tendoligamentosas, desgarrando un trozo del hueso, se denomina fractura por arrancamiento.
- Por fatiga, también denominadas espontáneas, son aquellas en que la fuerza es aplicada en forma prolongada e intermitente en el tiempo. Por ejemplo, la fractura de marcha que se produce en algunos atletas o reclutas del ejército, que se produce en el pie (a nivel del segundo metatarsiano)
Existen diversos tipos de patrones de fractura exclusivos del hueso en crecimiento de los niños y adolescentes:
- En "rama verde": El hueso está incurvado y en su porción convexa se observa una línea de fractura que no llega a afectar todo su espesor. En su porción cóncava el hueso solamente se encuentra deformado.
- En "botón o torus": La corteza del hueso se fractura solamente en uno de sus lados, deformándose sobre sí misma.
- Deformación plástica: La diáfisis del hueso lesionado se incurva, sin que exista una fractura lineal que pueda observarse en radiografías. Sin embargo, sí se puede observar ruptura de las trabéculas óseas al microscopio.
El tratamiento de las fracturas en niños suele ser más sencillo y tiene en general mejores resultados que en adultos, debido a la alta capacidad de regeneración y remodelación del esqueleto en crecimiento.
Diagnostico y Tratamiento
Tras cualquier accidente, hay que considerar, hasta que no se demuestre lo contrario, que puede haber fracturas óseas. Se sospecha de una fractura cuando aprecie abultamiento, ángulos anormales, falta de simetría (comparando ambas) o imposibilidad de mover una extremidad. Además, esta viene acompañada de un dolor intenso del paciente o, en caso de lesión en la espalda o al cabeza, este estará inconsciente. El método por excelencia para determinar si existe fractura o no, es la radiografía. Para circunstancias especiales, se deben utilizar Resonancias Magnéticas.
El tratamiento de las fracturas, consistente en reducción (reubicación de los pedazos en su sitio) e inmovilización, es toda una especialidad médica, la traumatología, y puede ser muy complejo.
Pero, hay distintos tratamientos dependiendo la parte del mundo en que uno este. En Argentina, lo más común es reacomodar el hueso en su lugar, y luego proceder a inmovilizarlo mediante el uso de yeso. Esto sucede en la mayoría de los países sub-desarrollados y desarrollados, pero en lugares donde los hospitales son escasos, se utilizan distintos métodos, el más común es entablillar la zona afectada, algo parecido a lo que se utiliza en caso de esguinces.
unos de los tratamientos |
método de tratamiento |